Se tiró contra un árbol para llenarse con el calor del sol, como también lo hacían quienes colmaban la plaza. No tenía mucho abrigo y la mitad de su cuerpo ya estaba consumido por los edificios.
Los bancos eran compartidos entre desconocidos; una señora leía apuntes y a su lado una pareja. En otro banco; madre e hija anidaban, entregadas a un sueño liviano que en pocos minutos sería interrumpido por el mismo edificio. Una chica con gafas oscuras; no se sabe que piensa, no se sabe que mira, cruza el brazo izquierdo sobre su cintura y con el otro se toca a cara.
Cookie.
En mi bolso encontré un pedazo de galletita. quedó de anoche, se salió del paquete. La comí y noté que estaba húmeda como el clima.
Cookie:
- "La noche cerró por fin." -Horacio Quiroga- (dos cachorros...)
- Recordar al menos un sueño por semana.